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martes, 1 de febrero de 2011

Descuida.


Descuida, que me queda más saliva para hundirte en mi desdicha y enseñarte las heridas, respirar,
y no asustes al que viene rojo como las dos rosas que te traigo pero ojito que espinan, y no quiero que la sangre que derrames me salpique.

No es vida, ensancharse mis pulmones para hincharme los cojones y eres, siempre la mejor de las personas que ha pasado por mi estima me regalas los detalles, me conoces hasta ser destructiva que el destino lo domino y así te incluyo en mi vida.

Añora, ese tiempo en el que el viento era el dueño de tu pelo ahora soy yo el que lo soba y doma, aunque carezcas de espuelas el caballo que desboca y que se pierda en tu cabeza.

No es vida, ensancharse mis pulmones para hincharme los cojones
y eres, siempre la mejor de las personas que ha pasado por mi estima
me regalas los detalles, me conoces hasta ser destructiva
que el destino lo domino y así te incluyo en mi vida.

Sufre por nada, verás como estallas, cobarde, hace tiempo me cago
por patas para relojes que oprimen y encogen sabes que eres
mi única hada, que viste de luces mi oscura mirada y todas las noches ofrece su cama.

Si sangras y te encuentras a mi lado llámame que yo me empapo y
anestesio tus dolores con el polen de las flores.

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